Dicen que aferrarse al pasado no es algo bueno, pero ¿qué sucede cuando ese tiempo anterior estuvo tejido con hilos de belleza?¿Qué sucede cuando -durante un tiempo pausado- uno ha vivido en un universo blanco, sensible, musical y utópico?
¿Qué sucede adentro cuando ese cúmulo de emociones van desvaneciéndose porque ese planeta ha sido borrado y acabado?

Pues, en mi caso, sencillamente me dejo invadir por el recuerdo que repentinamente ilumina espacios de mi alma y mis ojos, y me lleva;
como una madre que guía de la mano a un niño, a observar -esta vez desde afuera- lo que habíamos construido, lo que habíamos respirado.

Del recuerdo, cuando ha sido afanosamente construido, sí se vive, y el cuerpo, este cuerpo adormecido lo agradece.
Esta alma añeja lo agradece.

Gracias Verdi, NABUCCO, Poda, compañeros por haber compartido ese mismo paisaje.
Seguiré habitando ese lugar las veces que lo necesite, y volveré como un caballo cansado a beber esa agua que siempre será limpia y abundante.
Porque es al agua de la vida, el agua del arte, el agua que nos sostiene y nutre.

Gracias.

_
La maravillosa foto es de una serie de registros realizados por Pablo Tolaba.